La mano, el mejor amigo del hombre

Si amigos mios, ayer triunfe. La espere a última hora de la noche y cuando estaba desprevenida, la poseí. No os creáis, ella al principio estaba reticente pero luego noté como le gustaba. Al terminar la enjaboné y nos fuimos juntos a la cama. Hoy he amanecido y ella seguía ahí conmigo, de hecho hasta me ha acompañado al partido de fútbol. Si creedme, esto no puede ser más que amor. Mi mano izquierda querida...

Supongo, porque no lo sé, que las grandes novelas lo son porque tienen grandes finales, no sirve de nada un gran argumento si el desenlace es paupérrimo, y como toda gran película, dejémonos de libros que me es menos familiar, mi noche de ayer tuvo este feliz desenlace. Y no os creáis, tuvo todos los ingredientes de las grandes películas. Un inteligente y atractivo protagonista, su amigo el duro galán, una mujer inocente despechada y dos mujeres rivalizando por un hueco en el corazón de nuestro protagonista con diferentes armas y contextos totalmente dispares... todo esto sin olvidar un grupo de tunos que no pueden faltar en toda película de terror que se precie. El caso es que como en casi todas las películas los buenos siempre ganan, y en esta noche de película como en casi todas las que últimamente actuo, el bueno se va a la cama. No se todavia si eso es el final feliz o no y no se si aventurarme a explicarlo porque luego me tirais los trastos a la cabeza.

Intentare ser conciso a ver si así me entendéis, público femenino y masculino pero sobre todo el primero. Hay veces como la de ayer, que uno quisiera estar equivocado. Sí, el ser inteligente es un putadón, tienes el problema de pensar todo demasiado (quien diría que pensar se convierte en problema) y al final pocas cosas te sorprenden y ayer no me sorprendí de nada. Es curioso como conociendo tan teóricamente a las mujeres y saber como reaccionan, piensan y se comportan, tenga yo un historial amoroso tan reducido. El más simple truco que ha inventado el ser humano que es el de los celos funciona con todas y cada una de las féminas, y ayer me topé con ello de manera os juro que casual. Como bien recordareis quede en un lugar de copas con la chica que quería seducir. Para variar llegó increíblemente tarde y para variar, una vez me saludó desapareció a hacer de relaciones públicas por el local. Vale que iba disfrazada (de chica de Charleston) y que en el local es conocida, pero uno no deja de sentirse un poco extraño con todo esto a pesar de que aquí la culpa es exclusivamente mía por no actuar. De modo que estando en esta situación pensé en la mujer más especial que tengo ahora mismo en mi vida y que puede sacarme de toda esta monotonía, esa mujer como sabréis es mi vecinita que por suerte para mi estaba disponible ya que esa noche no había podido quedar con el novio. Llegó ella tan despampanante y sexy como siempre, rezumando sensualidad por todos sus poros y con un escotazo que ni creí que tuviera (no creo que se operara antes el día anterior). Así que allí estaba yo, atrapado por mi pasado, hay llamas que no se apagan por muchos que se tiren jarros y jarretas, y yo tengo debilidad por esta mujer, soy un degenerado.

No voy a entrar en lo que pasó esa noche, que ya sabéis el final, pero si os diré que sin comerlo ni beberlo de repente a la Charlestoniana le dió por mirar a ver que pasaba con la vecinita, y ya no me quitó la mirada de encima en toda la noche. Manda huevos que muestre interés en estas situaciones y no cuando le cuento mi arsenal de chistes de butaneros, pero a pesar de todo me da mucha pena, porque es una buena chica y fijate tu por donde que ahora por lo menos juego con la baza ganada de que le gusto, así que por fin podré llamarla hoy e invitarla a cenar sin que me tiemble la voz ya que todo esta marcado, ya no habrá sorpresas ni suspense y os garantizo un final feliz.


Un sabio amigo mio, muchos cuando cuente la anécdota sabréis quien es, me contó una vez las delicias del sexo con cítricos. Este sabio incomprendido argumentaba que practicando una incisión a una naranja para su posterior enculamiento era lo más parecido a echar un polvo con una mujer. Una práctica un poco engorrosa a mi gusto pero creo que hay que ver la sabiduría que hay detrás de la perversión...a veces no será mejor masturbarse con productos de la huerta valenciana que tratar con mujeres...yo por lo menos entiendo más a las mandarinas que a muchas de ellas...de hecho me he comido muchos más limones que mujeres...incluso diría yo que se pierde menos tiempo pelando una naranja que hablando con muchas de ellas...

Bueno os dejo que me cierran el mercado...