lunes, 16 de abril de 2007

El tiempo no se mide en segundos sino en granos de café

Hoy es lunes, de nuevo lunes, divertido lunes... ayer disfrute de un Domingo anormalmente entretenido, saboreando una embriagadora conversación con una mujer realmente interesante (tiembla Marta me debes un café), eso me recordó lo mucho que echo de menos el contacto con mi gente. Se que me hago mayor, que la gente que me rodea tendrá un día más mañana y que nos hemos imbuido todos en el mundo laboral, yo ando rezagado pero me permitiréis gozar de la vida universitaria un poco más, sé que cada vez tenemos menos tiempo para vernos, que las agendas se comprimen asfixiando todo momento libre del que antaño enojados pregonábamos disponer pero os pido a todos un pequeño esfuerzo para conciliar nuestra vida laboral con las necesidades sociales, especialmente las mías.

Fuera de bromas, en un tiempo actual en el que está de moda la palabra "conciliación laboral" yo me apunto al carro y quiero deleitarme de nuevo con las tertulias alrededor del café porque ese sabroso y adictivo brebaje ha sido el responsable de mis conquistas más apasionadas, de mis confesiones más secretas, de mi humor más locuaz, de mis penas más amargas y por ende, de mi felicidad. No es el café el responsable, como buenos conocedores de sus propiedades que somos, sino el rendirse a la perturbadora y seductora idea de arriesgarse a compartir tu tiempo con gente donde lo único que tienes seguro es la hora de llegada pero no donde ir ni cuando partir, donde muchas veces no importa el contenido ni las formas, donde asegurarías que el tiempo no es una dimensión, donde eres desnudo y libre.

Rindo culto y pleitesía al momento del café que ya perdí en el pasado, momento que buscábamos cuando estábamos aburridos y que ahora nos hemos aburrido de buscar o más bien no nos dejan encontrar. Esta semana estoy libre por la tarde, encontrar un hueco para mi, tu eliges el sitio yo pongo el café.

Para los que mañana trabajeis cuidado lo que hacéis con el aburrimiento...